A veces y a pesar de todas las vicisitudes de ésta vida, he sentido frío y alergia a la comodidad económica que la misma me ha regalado. Unos hijos maravillosos y sanos, una vivienda confortable y porque no... una tarjeta visa que me permite vivir holgadamente.
Hasta hace poco tiempo, cuando mi andar cómodo se cruzaba con un indigente en las frías aceras de la noche, no me situaba en su escaso malvivir y en la soledad que le acompañaba.
Un buen amigo un día, me comprometió en aportar de mi comodidad simplemente unas horas a ésta Asociación de los Ángeles Malagueños de la Noche. Y claro, conocí a Antonio Melendez. Siempre al pie del cañón, mañana, tarde y noche. Hombre de permanente sonrisa y tranquilidad. Le sobresale la felicidad hacia todo lo que suponga recibir algo para con destino a los demás. Hacia aquellos que les falta. Hacia aquellos que inclusive les falta, familia, calor, hambre y les sobra soledad.
Todavía, no le he preguntado si sus motivaciones y bondad le viene por sus creencias religiosas o políticas. Ni jamas se lo preguntaré, porque la finalidad de su dedicacion es mayor que una creencia o afiliación. Antonio Melendez y sus compis de la Asociación, no merecen ninguna etiqueta. Solo mi pequeña aportación, por su ejemplo, dedicacion y respeto hacia con los débiles.
Gracias Antonio Melendez.
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